miércoles, 28 de marzo de 2012

#Jogging

Al regreso de una ardua jornada laboral, un jogging puede ser el símbolo predilecto de liberación. De la elección depende liberarse o caer preso del prototipo ‘Piñón fijo’.
Bastante lejos de la alfombra roja y no necesariamente para hacer deporte, los terrenales solemos refugiarnos en una buena joggineta para disfrutar del tiempo libre. Enfundarnos en tan noble prenda es uno de los pequeños placeres de la vida. Cabe aclarar que una buena opción tendría un elástico que no estrangule caderas y que, a su vez tenga la suficiente fortaleza como para evitar el síndrome plomero.

Ante la seducción de tamaña comodidad es factible perder de vista ciertos límites. Para que eso no ocurra, aquí van unos tips:

  •     NO al jogging que se hizo bolitas en zona de cola y rodillas
  •     NO al de acetato deportivo del club de fútbol preferido
  •     NO al que usamos una vez para pintar (desconozco qué hace aún en el placard¿?)
  •     NO a las que se encogió con el lavado y no llega a cubrir ni los tobillos
  •     NO al negro arratonado en versión gris verdoso
  •     NO al que tienen bolsillos tipo cargo (ni a las gambas de Dolo Barreiro le quedan bien)
  •     NO al que el arrastre le carcomió el dobladillo
  •     NO al que ya no se le distingue su color originario
  •     NO al pantalón del pijama (al menos no antes de las 22 hs)
  •     NO al delator de flotadores (ese es el peor!)
  •     NO al que te heredó tu mamá (en este caso lo vintage roza lo viejo)
  •     Seguro se me escapa algún ‘NO’, en fin.

Para contrarrestar tanto dato restrictivo, les dejo los ‘SI’ en imágenes inspiradoras. Y recuerden que siempre es mejor llevar un jogging copado con la actitud que lo acompañe, a introducirse en un jean híper elastizado del que luego no podamos salir.

TCN
Pull & Bear

Ver

Yves Saint Laurent


Paul & Joe

Zara

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